Sin envainar aún la cimitarra el Gran Orco subió a lomos de su Lobo de batalla, Sorbetuétanos. A su lado montó también su fiel Gruntz en su propio Lobo, ya más aliviado tras haber salido del ambiente tan extraño de la taberna de los servidores.
Al volver grupas observaron en medio de la calle a dos servidores que parecían atender a dos humanoz caídos. Uno vestido con una ropa blanca y la característica cofia que lo identificaba como Mêtrê Médico le daba a beber un líquido similar al que habían intentado ingerir en el interior de la taberna, mientras tanto el otro ataviado con un delantal de cuero, de color blanco y zapatos con tacón de aguja aprovechaba para vaciar los bolsillos a los desgraciados humanos.
- Con esto si no se mueren definitivamente no recordarán nada de lo que ha pasado -decía por lo bajo el que vestía de médico-
- Debes darme esa fórmula de tu mejunje Médico -susurraba el otro sin parar de rebuscar entre los bolsillos de sus víctimas.
Mientras los Orcos y sus enormes monturas habían llegado a la altura del grupo y la sombra que proyectaban cayó directamente sobre ellos. El que había sido identificado como médico se levantó desafiante.
- Mira Alcolin... dos Orcos apestosos que han tenido el honor de visitarnos. Tal vez quieran beber a nuestra salud - y alzó la botella hacia el Gran Orco-.
- Quitate de enmedio infraser -Rugió el Gran Orco-
- Y si no lo hago que me harás Orco? -dijo escupiendo la última palabra- Me clavarás tu espada?.
- No -contestó el otro-
- Así pues, beberás de mi botella? -insitió provocador-
- No bebo basura - respondió el Orco con desdén- Sin embargo mi Lobo no tiene esos escrúpulos.
Le dió un suave golpe en el costado a Sorbetuétanos y el Lobo de Guerra sin ni siquiera tomar impulso, lanzó sus fauces abiertas hacia delante y de un mordisco le arrancó la cabeza al médico. Otro suave golpe en el costado derecho y Sorbetuétanos inició la marcha mientras masticaba la cabeza. Al otro lado Alcolín intentó escapar en cuanto vió la acción del Gran Lobo, pero Gruntz ya tenía preparada su Hacha y de un tajo le abrió la cabeza hasta el cuello.
El cuerpo de Médico se tambaleó unos instantes, como si se encontrara confuso, pero al darse cuenta de que le faltaba la cabeza cayó al suelo como un fardo de basura.
- Gruntz -Ordenó el Gran Orco- vámonos de esta ciudad, la civilización me pone enfermo. Pero antes mira a ver que tenían estos humanos, que nunca se sabe.
- Sí Amo -Respondió Gruntz bajando de su Lobo- Creo que también me llevaré estos zapatos de tacón de aguja, parece que son de mi número.
- Es que no se te puede sacar Gruntz, media hora entre civilizaos y ya se te van pegando sus costumbres. Como te vas a poner esos zapatos si hace más de 20 ciclos que no te cortas las garras?.
- Tal vez haciendoles un agujero por delante Amo -Dijo Gruntz pensativo mientras cabalgaba junto al Gran Orco-
- Gruntz.... tira los zapatos o el agujero te lo haré yo a la altura de tu corazón. Pásame el Grog que me ha entrao sed y cabalga delante de mí que no me fío de tí, que te has vuelto medio civilizao.
Saludos
Karnak, Señor de los Orcos.